El pasado 16 de julio, falleció a los 59 años, víctima de un cáncer de páncreas, Kevin David Mitnick. Mitnick fue, probablemente, el más famoso hacker y el que más quebraderos de cabeza dio al FBI en Estados Unidos, donde había nacido el 6 de agosto de 1963, en Los Ángeles.

Su método se basó, más allá del hardware o el software, en la ingeniería social. Su primera incursión en el mundo del hackeo fue a los 16 años, cuando accedió al sistema administrativo de su colegio, aunque no alteró nada. En 1981 accedió a las oficinas COSMOS de Pacific Bell, donde junto a dos compañeros se hizo con la lista de claves de seguridad, la combinación de las puertas de acceso de varias sucursales y manuales del sistema COSMOS. Esto le valió su primera condena, que por ser menor fue solo de 3 meses de arresto y un año de libertad condicional. Al año siguiente consiguió acceder vía módem al sistema NORAD, y más tarde accedió también de forma ilegal a ARPAnet, desde donde intentó acceder directamente al Pentágono.

Siguió cometiendo diversos delito y en 1991 su fama alcanzó a la portada de New York Times. En la navidad de 1994, accedió al ordenador personal de Tsutomu Shimomura, un físico computacional y experto en sistemas de seguridad en el San Diego Computer Center. Shimomura se tomó bastante mal este acceso ilegal, y comenzó a colaborar con el FBI en una operación que concluiría en 1995 en el arresto de Mitnick. Tras un largo proceso de más de dos años, Mitnick fue condenado a 5 años de prisión, pero su fama era ya tal que fue aislado del resto de presos y tan solo se le permitió utilizar el teléfono para hablar con su familia o abogado y siempre en presencia de un funcionario. Salió de prisión en el año 2000, pero aún con una prohibición de acceder a ningún ordenador ni teléfono móvil durante tres años.

Cuando por fin pudo acceder de nuevo al mundo informático, fundó su propia empresa de ciberseguridad, mitnicksecurity. Mitnick siempre defendió que nunca actuó de mala fé o con fines perjudiciales para nadie. “Mis delitos fueron simples delitos de allanamiento de morada. Mi caso es un caso de curiosidad”.